El peleador estadounidense Billy Collins Jr. apuntaba como una figura ascendente, en la división superwelter, al llegar a construir un sólido palmarés profesional de 14 victorias sin derrotas, con 11 despachados por la vía del nocaut. Pero esa fulgurante carrera, de muchas proyecciones, se desvaneció por completo, cuando Billy Collins Jr. enfrentó al puertorriqueño Luis Resto, la noche del 16 de junio de 1983, en el legendario Madison Square Garden, de la ciudad de Nueva York.

Billy Collins era ampliamente favorito para derrotar a Luis Resto, pero el puertorriqueño y su entrenador Carlos “Panamá” Lewis, tomaron la criminal decisión de alterar los guantes, quitándoles una onza de cojín y añadiendo yeso al vendaje de las manos de Luis Resto, algo que resultó fatal para el joven Collins Jr., quien sufrió 10 duros rounds de sometimiento. Con yeso en los guantes, Luis Resto mermó rápidamente las condiciones de Collins Jr., quien estoicamente se mantuvo en pie, sufriendo lesiones severas en el rostro, por el sucio golpeo ilegal del boricua. Al final del combate, el rostro de Collins Jr. lucía totalmente desfigurado, amorfo, causando temor en los seguidores del joven peleador estadounidense, que veían incrédulos el desarrollo de la pelea. Luis Resto fue declarado vencedor por decisión unánime.

Pero su estafa no caminó mucho, porque el padre y entrenador de Bily Collins tocó los guantes de Resto y rápidamente se dio cuenta que estaban alterados. Los guantes fueron confiscados, y después de una investigación, la Comisión Atlética del Estado de Nueva York, declaró nulo el pleito. De paso, Luis Resto fue condenado por asalto, conspiración y posesión criminal de un arma mortal (guantes alterados), por lo que cumplió con una condena de dos años y medio de cárcel.

Billy Collins Jr. jamás volvió a boxear. Las lesiones lo obligaron a alejarse del boxeo. Con sus sueños truncados, Billy Collins Jr. cayó en una depresión, con excesos de drogas y alcohol, falleciendo de forma trágica, en un accidente de tránsito, 8 meses después de su pelea con Luis Resto y a la corta edad de 22 años, terminando así un nefasto capitulo en la historia del boxeo.