Michel Rivera registró una decisión dividida ante Hugo Roldán
Rivera en el noveno, salió al cuadrilátero como si sintiera que dejó claro su punto y estuviera feliz de llegar a la campana final sin sufrir más daños
Michel Rivera venció a Hugo Roldán en el último asalto para obtener una victoria por decisión dividida en el Little Caesars Arena de Detroit el sábado por la noche, logrando su segundo triunfo consecutivo.
Aunque un juez puntuó la pelea con 95-94 a favor de Roldán, los dos restantes vieron el encuentro a favor de Rivera con puntuaciones de 99-90 y 98-91. La pelea fue la principal pelea de apoyo al desafío de Claressa Shields a Vanessa Lepage-Joanisse.
Rivera (26-1, 14 KOs) perdió su récord invicto y parte de su brillo cuando sufrió una derrota por decisión unánime ante Frank Martin en diciembre de 2022, pero se recuperó con una victoria sobre Sergey Lipinets en noviembre pasado y, tuvo el control durante todo el combate frente a Roldan.
Después de un gran esfuerzo en el primer asalto, Roldán (22-3-1, 7 KOs) tuvo dificultades para conectar a Rivera, quien trabajó a media distancia e intentó dirigir al argentino hacia los golpes de derecha.
Roldán conectó dos derechas limpias al mentón de Rivera en el tercer y cuarto round, para abrir el sexto con otra derecha, lo que replicó en el séptimo asalto. Pero al final de este episodio, Rivera conectó un uppercut y un derechazo en el centro del ring llevando a Roldán a sangrar por la nariz.
Roldán conectó un derechazo en el octavo, pero luego se enfrentó a Rivera en el noveno, como si sintiera que había dejado en claro su punto y estuviera feliz de llegar a la campana final sin sufrir más daños.
En el último asalto, Roldán estuvo opacado, recibió un derechazo que lo derribó, pese a que se puso en pie y no mostró signos de estar herido, fue una situación que marcó el dominio de Rivera, aunque uno de los jueces no lo viera de esa manera.
Roldán no tuvo éxito, y en el décimo asalto recibió un derechazo corto que lo derribó. Y aunque logró ponerse de pie y no resultó gravemente herido, la caída subrayó el dominio de Rivera, al menos a los ojos de todos, excepto de un juez.