En los cuadriláteros y en las jaulas se cruzan signos, símbolos y significados que conforman un lenguaje silencioso.
ANALISIS06 de octubre de 2025
Ludo Sáenz Lorenzo-Luaces
En los cuadriláteros del boxeo y en las jaulas de las artes marciales mixtas (MMA) no solo chocan puños, rodillas y estrategias. También se cruzan signos, símbolos y significados que conforman un lenguaje silencioso, capaz de guiar la interpretación de los jueces, condicionar las decisiones de los réferis, inspirar a los peleadores y emocionar al público. La semiótica, entendida como el estudio de los signos y los sistemas de significación, ha encontrado hoy un espacio determinante en los deportes de combate, sobre todo cuando se combina con el desarrollo de nuevas tecnologías de control y análisis, como la inteligencia artificial.
Lejos de ser una teoría académica reservada a filósofos y lingüistas, la semiótica se hace carne en cada mirada desafiante durante un careo, en el movimiento de un réferi para frenar la acción, en la narración de un comentarista que convierte estadísticas en epopeyas, y hasta en los algoritmos que procesan golpes y desplazamientos en tiempo real. El boxeo y la MMA son deportes donde el signo vale tanto como el golpe.
Cada round de boxeo o de MMA es una conversación simbólica.
Un jab constante puede significar dominio, incluso cuando no conecte con claridad.
Un paso atrás y un gesto de cabeza pueden simbolizar evasión y control defensivo.
Una rodilla al cuerpo, aunque el rival la absorba, puede ser interpretada como un signo de desgaste acumulativo.
La semiótica ayuda a entender cómo estos gestos y movimientos, aparentemente aislados, son descifrados por jueces, rivales y público para construir significados. No se trata solo de lo que ocurre, sino de lo que representa: un boxeador que baja la guardia puede comunicar confianza o cansancio; un peleador de MMA que invita a su oponente a entrar al piso con una sonrisa no está hablando con palabras, pero sí con un signo cargado de intención.
Uno de los puntos más debatidos en el boxeo y en la MMA es el juicio de los combates. ¿Qué cuenta más: la cantidad de golpes conectados, el control del ring o jaula, el daño visible, la agresividad? Aunque las comisiones atléticas, la Asociación de Comisiones de Boxeo y Deportes de Combate (ABC) y los organismos mundiales (AMB, CMB, FIB y OMB) publican criterios oficiales, en la práctica el juez interpreta signos:
Una ceja cortada puede pesar más que 20 jabs sin poder de nocaut.
Un peleador retrocediendo constantemente puede ser leído como dominado, aunque esté ejecutando una estrategia de contragolpe.
El lenguaje corporal posterior a cada golpe (si el golpeado sonríe, retrocede o ignora) influye en la percepción de la efectividad.
Aquí entra en juego lo que algunos teóricos llaman la “semiótica del impacto”: no es solo el golpe real, sino lo que ese golpe significa dentro de la narrativa del round.
Los réferis también se convierten en emisores de signos. El conteo de protección en el boxeo, el gesto de detener la acción para revisar un corte, la advertencia por golpes ilegales en MMA: todos son símbolos que comunican control, seguridad y autoridad.
En una pelea cerrada, la interpretación que haga el público y los jueces de esos gestos puede modificar la percepción global del combate. Un réferi que detiene una pelea en exceso puede simbolizar sobreprotección; uno que deja correr demasiado puede ser leído como permisivo. Ambos extremos, al final, construyen significados que se incorporan al debate posterior.
El análisis contemporáneo de los combates ha sumado un nuevo actor: la inteligencia artificial. Hoy existen sistemas que, apoyados en visión computacional y aprendizaje profundo, son capaces de:
Detectar cuántos golpes lanzados conectan realmente.
Clasificar tipos de golpes y patadas en tiempo real.
Medir desplazamientos en la jaula o el ring como signos de control territorial.
Reconocer patrones de fatiga o vulnerabilidad en el lenguaje corporal.
Estos sistemas convierten los movimientos en datos simbólicos, transformando lo que antes dependía de la mirada subjetiva en métricas objetivas. La semiótica aplicada a la IA permite que esos datos no sean números fríos, sino signos con significado deportivo. Un algoritmo puede registrar que un peleador lanzó 300 golpes, pero la interpretación semiótica permite decir que ese volumen simboliza dominio o desgaste.
El boxeo y la MMA son deportes narrados tanto como peleados. La prensa, los comentaristas y las redes sociales cumplen un rol semiótico esencial: construyen relatos que trascienden lo ocurrido en el ring o la jaula.
Un mismo combate puede tener lecturas diferentes según la interpretación de los signos:
Para unos, un peleador “dominó con su jab” (signo de control técnico).
Para otros, “se la pasó corriendo” (signo de miedo o pasividad).
Los medios especializados como NotiFight convierten esos signos en crónicas y análisis, dotándolos de un peso cultural. Así, un combate ya no es solo un evento deportivo, sino un relato de orgullo nacional, de estilos enfrentados o de trayectorias que se cruzan.
Un aspecto donde la semiótica se vuelve vital es en la seguridad del peleador. Los réferis, entrenadores y médicos interpretan signos de peligro:
La mirada perdida tras un golpe.
El titubeo al ponerse de pie.
La falta de respuesta motora ante una ofensiva.
Cada uno de esos signos es un mensaje que indica la necesidad de detener la acción. En este campo, la inteligencia artificial ya está explorando sistemas capaces de detectar microexpresiones o cambios posturales que escapan al ojo humano, lo cual representa un futuro donde la protección del peleador podría ser más rápida y eficaz.
La intersección entre la inteligencia artificial y la semiótica abre nuevas perspectivas para comprender la comunicación simbólica en la era tecnológica. La IA ha ampliado el alcance y la complejidad de la comunicación simbólica, y la semiótica proporciona un marco teórico para analizar y comprender estos procesos. A medida que la inteligencia artificial continúa avanzando, es fundamental mantener una reflexión crítica sobre cómo se construyen y se interpretan los signos en un mundo cada vez más dominado por la tecnología, y la semiótica nos brinda las herramientas necesarias para llevar a cabo esta reflexión.
Sin embargo, se debe prestar atención en el desarrollo de los sistemas de IA y sus alcances, debido a que su creación se puede utilizar para desinformar a los usuarios, manipular narrativas deportivas o incluso generar ciberataques y alteración de resultados. Aunque la IA puede ser una gran ayuda para el desarrollo y el control de los combates, se necesitan nuevas autoridades que regulen y vigilen su uso.
Al mismo tiempo, deben surgir técnicas que permitan distinguir entre lo real y lo artificial, garantizando que las métricas, estadísticas y narrativas digitales no sustituyan la esencia humana del combate. El boxeo y las MMA son deportes de símbolos y significados, pero también de sudor, riesgo y pasión. En esa tensión entre lo humano y lo tecnológico, la semiótica aparece como la brújula que nos ayuda a no perder de vista lo esencial: el sentido profundo de cada golpe, de cada gesto y de cada historia que se cuenta dentro del ring o la jaula.
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