Facetas desconocidas de Kid Chocolate

Cae en nuestras manos una crónica de un periodista mexicano sobre el gran
Kid Chocolate (Eligio Sardiñas en su partida de bautismo) y tenía que ser azteca para resaltar lo elemental en la vida del Kid y omitir las cosas que lo hicieron tan espectacular y vibrante, allá en los últimos años 20 y principio de los 80, cuando aquel relámpago negro daba demostraciones en el ring como muchos vejestorios dicen que jamás lo volvieron a ver en otros.

Chocolate ascendió rapidísimo en el firmamento del mundillo pugilístico y bajó tan rápido o de pronto hasta más para disolverse y reencontrarse con todos aquellos que en la Habana lo vieron salir de los estratos bajos hacia las cumbres. El negrito voceador de periódicos que peleaba por centavos en la Habana llegó a ganar 120 mil dólares por una pelea en Nueva York. 120 mil de 1.931, téngalo presente, que era otro el poder adquisitivo que se tenía por aquellas calendas.

Chocolate en París terminó por acabarse como la gran estrella boxística que era. Las francesas no eran las americanas de aquellos años 20, que a los negros le hacían ‘el fo’. No señor. Mientras ellos abrieran las carteras ellas les abrían los brazos, y pasión amorosa, ¡para que te quiero! Chocolate conoció en el Lido de París a Carlos Gardel e hicieron una dupla tremenda. El Choco –como abreviada y cariñosamente le decían los esquilmadores de todos los tiempos– más de una vez cerró el Lido en compañía del Zorzal argentino; corrían las verbenas del siglo.

Acá entre paréntesis, un ‘cronistiquero’ del patio nos dijo que eso no tenía nada de particular, porque Caraballo lo había hecho también. Le respondimos que él era de esos tipos que para todo tiene una comparación. Si le mencionan un racimo de uvas dice que también hay un racimo de mamones. O de corozos. Si le hablan de “Man O “Ward”, un caballo de carreras que le dio a ganar 5 millones de dólares a su dueño, responde que “caballo por caballo” y él ha visto potros hasta más veloces. Pero volvamos al boxeo para contar que un hijo nuestro Aníbal De Castro, conoció en Nueva York a un hombre de edad madura que le dijo que él había sido boxeador y ahora era juez de boxeo en Barranquilla, el hombre le dijo: “Mi nombre es Al Singer; dile a tu papá que te cuente quién fui yo en el boxeo”. Tuvimos que escribirle al retoño que ese amigo fue un astro de primera magnitud; campeón mundial pluma y le dio gran pelea a Chocolate”. Así son los hombres cuando son modestos de verdad. No fue él, sino este plumífero él tuvo que contarle a su hijo la clase de boxeador que fue Al Singer.

Chocolate terminó no sólo más limpio que la pepa de una guama, sino pervertido. Llevo a la cama a mujeres famosas y cometía la indignidad de retratarlas con una cámara oculta. Tenía un álbum de fotos en la faena que el Kid le mandó a Pardo Llada con Flash, cuando el gran cronista lo visitó en la Habana. Sabrá Dios quién se ha quedado con el repugnante testimonio gráfico.