¡Mochuelo Torres todavía con mucho por aprender!

GENERAL21 de noviembre de 2006 Juan Brignone
Los manejadores del púgil colombiano Ricardo ‘Mochuelo’ Torres han sabido aprovechar las oportunidades que una proliferación de organismos ofrece en estos cambiantes y movidos tiempos y lograron que su pupilo se alzara en decisión dividida con el título de campeón mundial —versión O.M.B.— de las 140 libras, el casillero en el que brillara tan espectacularmente nuestro Kid Pambelé.


El ‘Mochuelo’ cantó y aleteó de lo lindo durante los 12 asaltos contra un griego zurdo llamado Mike Arnaoutis, que no se preocupe el lector en indagar “que pata puso ese huevo” pugilístico, porque este columnista tampoco lo sabía, hasta la noche sabatina cuando lo vimos en la pantalla chica, en casa de Mike Schmulson.


‘Mochuelo’ salió de su esquina al primer campanazo dispuesto a noquear al griego, que a su vez retrocedía y giraba por todo el cuadrilátero, seguramente por órdenes de su esquina, buscando que el púgil colombiano no supiera administrar sus propias reservas de resistencia y se agotara, para entonces liquidarlo.


El griego parecía que no pegaba ni estampillas —como decían los cronistas deportivos de los años 30— pero vamos que a partir del sexto asalto se le paró al ‘Mochuelo’. Y en el ‘round’ siguiente le saltó una corta y explosiva combinación de zurda y derecha y volteó al colombiano, para la única caída que registró el combate.


‘Mochuelo’ se supo levantar a tiempo; no fue como esos pobres boxeadores que todavía, a estas alturas, son confundidos por un conteo que comienza desde el momento mismo en que se ponga los fondillos en la lona, porque no es el referee (como antes) sino el ‘time-keeper’ el que lleva el tiempo y el referee está obligado a tomar el conteo por donde él lo lleva, no por donde lo quiera el referee comenzar. Homenaje a la exactitud numérica de todos estos manipuladores de hoy, que por ello le propinaron nocauts a George Foreman ante Alí, a Thomas Hearns ante Leonard y veintenas de casos más.


‘Mochuelo’ se paró a la cuenta de 8 y arremetió contra Arnaoutis, pero ya éste le había perdido el respeto y trató de noquear a su contendor. Fue entonces cuando la pelea mejoró de calidad, porque el griego dejó de navegar por todo el ring, aunque ‘Mochuelo’ por su parte dejó de atacar a la topa tolondra como venía atacando, sin conseguir ponerle un golpe sólido al griego en ningún momento, sino golpes de menor efectividad.


El fallo favoreció a nuestro boxeador. En materia de votación debió ser una pelea cerrada, aunque ‘Mochuelo’ fue el mayor atacante de los dos. Y mientras el boxeo sea el más viril de los deportes, el ataque —que siempre ha ganado puntos desde la noche de los tiempos— hizo que mereciera la victoria.


‘Mochuelo’ Torres no es ese tipo de boxeador que llega a campeón mundial a través de un proceso de superación, aunque su palmarés diga todo lo contrario. Llega a monarca cuando aún está crudo. No sabe caminar el ring, que es facultad de los grandes o de los que tienen clase. Su sentido de la distancia es casi nulo ante boxeadores que se le muevan y le retrocedan. Pero es joven y por lo mismo puede llegar a pulir las condiciones que tiene, así como adquirir las que falta le hacen todavía.


Quiera el dios del boxeo que ‘Mochuelo’ Torres entienda que no ha llegado al pináculo, sino a un punto de partida para seguir creciendo, que no es lo mismo, ni se escribe igual.
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