¡ROUND 13: El arte de golpear al cuerpo!

Con motivo del documental “JC Chávez”, dirigido por el también actor mexicano Diego Luna, que se estrena estos días a lo largo y ancho del país azteca, sólo

con ver pequeños fragmentos de éste y tras las declaraciones de Luna en las que considera a Julio César Chávez, el protagonista de su obra cinematográfica, como un auténtico héroe para un pueblo muy golpeado, se puede percibir esa nostalgia entre los seguidores del boxeo y el público en general por ver llegar al siguiente gran ídolo.

Y claro, es difícil, si no es que imposible, que surja otra figura con la suma de características que hicieron de Chávez el hijo favorito de México.

Recordando las noches de gloria del múltiple campeón se vienen a la memoria su entrega, pundonor y pasión por demoler a un oponente y lograr un triunfo. Pero de forma muy especial, Chávez se diferenció de otros boxeadores por su famoso golpeo al cuerpo, en especial por su magistral gancho al hígado.

Al sacar ese tema a flote, se puede fácilmente notar que cada vez en el boxeo actual se va perdiendo más esa forma de saber minar un boxeador a su rival en esas llamadas partes blandas, para disminuirlo significativamente y así ganar una pelea.

Típicamente el peleador mexicano tiene la fama de usar ese castigo al cuerpo.

Pero esa técnica  ha ido desapareciendo al carecer también el boxeo, paulatinamente, de buenos entrenadores conocedores de los puntos básicos tanto como de ataque y defensa.

El golpeo a las zonas bajas de un peleador es un arma importantísima que no debe faltar en el arsenal del buen peleador. Este tipo de ofensiva disminuye significativamente el poder y la velocidad del oponente, ayudando de gran manera al peleador que la realiza.

Para el peleador que recibe este castigo, es desesperante el sentir la fatiga que le ocasiona, produciéndole no sólo una baja física sino también sicológica, por lo tanto, poniéndolo a modo para su contrincante.

Además de ir mermando paulatinamente al rival, el golpeo al cuerpo tiene la ventaja de poder terminar una pelea de un solo golpe. El hecho de que un peleador aseste un buen golpe al cuerpo, que por lo general es en forma de gancho al hígado, deja sin oportunidad al oponente de vencer el conteo de diez, ya que lo sofoca totalmente, amén de paralizarle la pierna derecha cuando se encuentra blanco exactamente en el hígado, todo esto acompañado de un gran dolor.

La razón principal por la que un pugilista no golpea al cuerpo de su rival, además de no haber sido enseñado a hacerlo, es que esto conlleva el riesgo y la dificultad de tener que acercarse a éste y exponerse a recibir golpes, por lo que le es más facil y natural atacar sólo al rostro. Por lo tanto, debe de enseñarse al peleador a distraer al rival con algunos otros golpes hacia la cabeza o fintas, para después poder descargar a placer la zona baja del contrario.

Aún entre los peleadores de primer nivel se encuentran pocos que saben emplear esta forma de ataque a su favor, siendo que se podrían facilitar muchas cosas dentro del ring al emplear estas tácticas.

Y por supuesto ahora Julio César Chávez Jr. nos hace evocar a su glorioso padre, al mismo tiempo que se quisiera verle, junto a otros, rescatar parte de ese arte total que es el ser un boxeador completo.